La tentación de Jesús

Autor: Colaboración
On 3 marzo, 2021

La tentación de Jesús (Mc 1:12-15).

La presentación del Mesías

Marcos está presentando a Jesús, Aquel que no solo es el centro de su relato sino del Evangelio mismo.

Nos recuerda, de manera breve pero eficaz, el mensaje  y la presentación que Juan el Bautista hizo de Él.

A continuación, y también de manera concisa, el momento en que Jesús acude a Juan para ser bautizado y de esta forma dio comienzo oficial a su ministerio como el Mesías prometido.

La tentación de Jesús (Mc 1:12-13).

Y ahora nos introduce en la última de las escenas con las que quiere completar esta presentación, a saber: La tentación de Jesús.

El encuentro que tuvo con Satanás, el adversario de Dios y de nuestras almas.

Una de las cosas que llama la atención es la brevedad.

No se debe ni a la pereza de Marcos ni a su falta de información, sino al carácter dinámico, conciso y práctico que, guiado por el Espíritu Santo, quiso dar a este Evangelio.

Jesús es llevado al desierto.

Y luego el Espíritu le impulsó al desierto.

La tentación de Jesús

Inmediatamente después del bautismo y de aquella experiencia sublime donde los cielos fueron abiertos, el mismo Espíritu que descendió sobre Él y le llenó completamente, ahora “le impulsa al desierto”.

Y además con un propósito poco agradable, ser tentado por Satanás (Lc 4:1) (Mt 4:1).

Cuando una persona decide entregarse a Jesús, lo normal será que a esta decisión le siga un tiempo de conflicto espiritual.

Mientras que el propósito del enemigo será hacernos retroceder, el propósito de nuestro Señor será fortalecernos y confirmarnos.

“le impulsó”.

El caso es que el deseo que el Espíritu puso en su corazón debió ser muy intenso.

Y lo interesante es que Jesús no se resistió.

Estaba verdaderamente sometido al Padre.

“… al desierto”.

El bautismo ocurrió en un lugar inhóspito, por donde discurría el río Jordán.

Esto indica que abandona las orillas del Jordán y se introduce más en aquella región rocosa y seca de Judea, apartado de los caminos que podían atravesarla.

El propósito de la tentación.

La primera pregunta que surge es ¿Por qué? ¿Con qué propósito?

Si pensamos en Satanás es evidente. Deshacer todos los planes de Dios para llevar a cabo la Obra de la Salvación.

Lo intentó cuando por medio de Herodes quiso matar al niño Jesús en Belén.

Y ahora lo intentará haciendo que Jesús peque y quedase descalificado para ser nuestro Salvador.

Si pensamos en Dios, recordemos que es el Espíritu quien le impulsa al desierto, su propósito al permitir esta situación es justo lo contrario.

Probar, demostrar que su Hijo en verdad era sin pecado y por tanto estaba verdaderamente capacitado para ser el Salvador.

Jesús, tentado por Satanás.

Y estuvo allí en el desierto cuarenta días, y era tentado por Satanás, y estaba con las fieras; y los ángeles le servían.

Posiblemente el Señor no fue tentado solo al final sino también durante los cuarenta días que estuvo en la soledad del desierto.

Tan intensa debió ser aquella lucha que no comió, y quizás ni durmió, durante todo ese tiempo.

El contenido de esas tentaciones no las conocemos, pero sí en qué consistió el encuentro final.

Mateo y Lucas nos narrarían el último asalto del maligno, cuando humanamente hablando el Señor debía estar en peor situación física, el más cruel y también el más sutil porque se disfraza de falsa piedad.

“…y era tentado por Satanás,…”.

Tan importante era esta tentación, que Satanás no la encomienda a ninguna entidad maligna inferior, sino que el mismo príncipe de los demonios asume el protagonismo.La tentación de Jesús

Mucho tiempo atrás logró su propósito cuando introdujo el pecado en la creación de Dios, cuando provocó la caída de Adán y Eva.

Aunque Marcos no lo dice expresamente, el hecho de que a continuación presente a Jesús predicando el Evangelio en Galilea indica que fracasó.

Mateo y Lucas son más explícitos.

Después de relatar el fracaso mencionan a Satanás alejándose momentáneamente del Señor “con el rabo entre las piernas “(Mt. 4:11) (Lc 4:13).

“…y estaba con las fieras,…”.

Con esta frase se refuerza la idea de las condiciones extremas en las que se encontró Jesús, un lugar apartado, solitario y hostil, sin compañía amiga y expuesto a peligros.

“y los ángeles le servían”.

Como indica Mateo (Mt 4:11) esto sucede al final de la tentación e implica, por un lado, su victoria en el conflicto y por otro, un testimonio de la verdadera humanidad del Señor.

Tan duro debió ser aquel encuentro y tan exhausto terminó que los ángeles vinieron a fortalecerlo.

La tentación, una historia real.

La tentación no es un mito.

Es decir, un relato imaginario creado en torno a la persona de Jesús para enseñarnos algo o para engrandecer su persona.

Tampoco fue un sueño o una visión que Jesús tuvo,

fue una experiencia muy real para Él.

¿Y si fue una parábola de Jesús donde él mismo es el protagonista?

¿Una creación suya para ilustrarnos algo de valor espiritual?

En este caso hay que señalar que no cumpliría con el principal de los requisitos de una parábola, ser una escena de la vida cotidiana, imaginaria pero verosímil, con la que pueden  identificarse los oyentes.

 

Luciano García Medeiros

La tentación de Jesús

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