Consecuencias de la Resurrección

Autor: Luciano García Medeiros
On 7 abril, 2021
Consecuencias de la Resurrección de Jesús, ambiente y circunstancias. Lo que es y significa Jesús sólo se descubre a partir de su resurrección.

Todo el cristianismo se puede resumir en estas tres palabras:

Jesús ha resucitado.

Nos encontramos ante la frontera que separa necesariamente la fe de la increencia.

Para quien no cree, la resurrección de Jesús es lo totalmente inadmisible.

Para quien cree, es el coronamiento de la historia, la confirmación de que la salvación del hombre no es una ilusión, sino una realidad, la victoria decisiva sobre todo mal y todo límite humano.

  1. El anuncio de la resurrección

La resurrección de Jesús encontró a los discípulos en una situación de desánimo y desilusión por el terrible final de su Maestro.

Ciertamente, Jesús les había anunciado varias veces que después de su muerte resucitaría.

Pero este anuncio no caló en la mente de los discípulos.

Su muerte les provocó un dolor tan profundo como para anular toda esperanza. Por eso el Resucitado tuvo que reconquistar su confianza a través de una larga pedagogía de encuentros y de pruebas sobre su nueva realidad:

tuvo que hacerse tocar por Tomás, caminar, comer con ellos.

Y son frecuentes las reprensiones de Jesús resucitado frente al estupor y la incredulidad de sus discípulos.

Consecuencias de la ResurrecciónEl acontecimiento de la resurrección les resultó totalmente inesperado.

Y fue la luz de la Pascua la que les permitió comprender la verdadera realidad de Jesús.

Entonces pasaron de un conocimiento superficial e incompleto a la confesión convencida y el anuncio infatigable, hasta la entrega de la propia vida.

La resurrección restituyó a Pedro y a sus compañeros la fe y el entusiasmo por Jesús, convirtiéndoles en difusores tenaces y perseverantes del Evangelio de salvación.

  1. ¿En qué consistió la resurrección?

Para comprender lo que sucedió, vale la pena ver primero lo que no es la resurrección:

  1. No es «revivir», es decir, volver a la vida terrena como antes.

Eso es lo que hizo Jesús con Lázaro, con el hijo de la viuda de Naim y con la hija de Jairo: restituyó su cuerpo a la vida ordinaria. Pero después volvieron a morir.

  1. No se trata tampoco solamente de la «inmortalidad del alma», que sería una especie de resurrección a medias.

La resurrección se refiere a la entrada en la vida sin fin de toda la humanidad de Jesús, incluido su cuerpo.

Por eso el sepulcro quedó vacío.

  1. Tampoco se trata de una «reencarnación», como admiten el hinduismo y el budismo, que consiste en la transmigración del alma a un cuerpo distinto. El cuerpo de Jesús sigue siendo el mismo.
  2. Y tampoco se trató de una realidad «inventada» por los discípulos por fraude o alucinación.

Después de la muerte de Jesús, los discípulos estaban tristes, miedosos, incrédulos, escépticos.

Sólo un gran acontecimiento pudo cambiarlos, devolviéndoles el primitivo entusiasmo por Jesús y por su seguimiento.

Entonces, ¿qué pasó exactamente?

Los evangelios no nos describen el momento de la resurrección, sino sus consecuencias: que el sepulcro ha quedado vacío y que los discípulos vuelven a ver al mismo Jesús de antes, incluso con las llagas de su pasión en el cuerpo; pero con un cuerpo que, siendo el mismo, está en una situación diferente.

San Pablo explica que lo que ha ocurrido es una transformación gloriosa del cuerpo de Jesús, que, al ser traspasado por el soplo vital del Espíritu creador, ha sido transformado de corruptible en incorruptible, de débil en fuerte, de mortal en inmortal.

  1. ¿Qué significa la resurrección de Jesús para nosotros?

Dice San Pablo:

Si tus labios profesan que Jesús es el Señor y tu corazón cree que Dios lo resucitó, te salvarás

(Rom 10,9).

Por tanto, la resurrección no sólo tiene consecuencias para la persona de Jesús, sino también para nosotros.

¿Cuáles son estas consecuencias?

1.- La resurrección de Jesús crea una nueva humanidad.Consecuencias de la Resurrección

Recompone definitivamente la amistad entre Dios y los hombres.

Jesús resucitado arrastra en su triunfo a todos los hombres porque tiene el poder de transformarlos a su imagen, liberándolos de la esclavitud del pecado y de sus consecuencias: la muerte y el mal físico, moral y psicológico.

2.- La resurrección de Jesús es el cumplimiento de la esperanza humana de inmortalidad.

El hombre nunca se ha acostumbrado a morir, siempre ha soñado con vivir para siempre.

Pues bien, ahora descubre que el dolor y la muerte no son la última palabra, que la vida no es un enigma sin meta ni salida.

Lo que le ha pasado a Jesús nos pasará también a nosotros, su resurrección es fundamento y garantía de la nuestra.

3.- La resurrección de Jesús hace posible nuestro encuentro con él.

Y esta presencia amorosa y liberadora de Jesús en nuestras vidas cobra especial vigor cuando nos reunimos para la «fracción del pan».

Porque en la eucaristía, no sólo recordamos su muerte y resurrección, sino que participamos realmente de su vida divina, hasta que lleguemos al encuentro definitivo.

4.- La resurrección de Jesús crea la Iglesia.

Los discípulos se dispersaron en el momento de la pasión y de la muerte. Jesús resucitado los vuelve a convocar y establece definitivamente su familia, la Iglesia, que es la comunidad de los que han conocido la Buena Noticia de la resurrección y en la que se comparte y aviva la experiencia del Resucitado.

5.- La resurrección de Jesús nos envía como testigos a todo el mundo.

Jesús encargó a sus discípulos la misión definitiva:

Como el Padre me ha enviado, así os envío yo.

6.- La resurrección de Jesús es experiencia de misericordia y de perdón.

Jesús perdona la traición de Pedro y el abandono de los demás discípulos. Pero, además, les encarga el ministerio del perdón:

Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos.

A la vista de la importancia central de la resurrección de Jesús para nuestra vida, cabría hacer una última observación.

La espiritualidad y la piedad cristiana tradicional ha insistido mucho en el acompañamiento del Jesús sufriente.

Así se explica la importancia que tiene la Semana Santa y venerables prácticas piadosas como el «Vía crucis».

Y esto ha quedado plasmado en la iconografía: Cristo crucificado es la imagen más frecuente en templos, casas y hasta en caminos.

¿Seguimos con igual intensidad a Cristo glorificado?

 

Jesús ha resucitadoLuciano García Medeiros

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