San Juan Bosco y la Eucaristía

Autor: Colaboración
On 3 febrero, 2021

San Juan Bosco y la Eucaristía: Concepción clave en su vida

En la espiritualidad salesiana el culto y la devoción a la Eucaristía ocupan un lugar innegablemente central.

Desde muy pronto, el pequeño Juan Bosco, adoctrinado por su propia madre, aprende la centralidad de este sacramento en la vida cristiana.

Lo hace evidentemente con la mentalidad del siglo XIX.

Aquí celebró Don Bosco su primera misa.

Lo importante es que, con el tiempo, esa centralidad no solo no ha sido cuestionada o negada, sino que ha recibido su más hermosa y justa confirmación en la doctrina del Concilio Vaticano II.

Sobre este telón de fondo, D. Bosco, que era hijo de su tiempo, planteó tanto los contenidos como las expresiones y manifestaciones de la piedad eucarística en unas claves que correspondían a los esquemas del momento.

Durante los años de seminarista, el joven Juan Bosco se privaba, con harta frecuencia, del desayuno para tener la posibilidad de comulgar antes de comenzar las clases.

Una vez ordenado presbítero, la Eucaristía fue para él el centro y motor de su vida espiritual y de su incansable actividad apostólica.

Sin esta fuerza interior, sin esta amistad con Cristo, sería absolutamente imposible dar cuenta de su múltiple y frenética actividad pastoral.

La Eucaristía como medio educativo

Como educador de jóvenes cristianos, San Juan Bosco, tuvo claro su sistema y lo experimentó con éxito en el Oratorio de Valdocco: la confesión frecuente como medio de corrección personal y toma de conciencia del progreso en la adquisición de virtudes.

La participación en la Eucaristía para ajustar los comportamientos personales a las actitudes que Cristo propone en el evangelio.

D. Bosco había vivido esta experiencia y quiso que su ambiente se viera impregnado de esta piadosa costumbre.

Siempre presentó a Jesús en la Eucaristía como el Gran Amigo de la vida al que hay que visitar con la mayor frecuencia posible.

Tuvo muy presente el sentido de adoración al Santísimo.

Aconsejaba que la puerta de la iglesia, en los ambientes salesianos, estuviera a la altura del patio para que los niños pudieran hacer una “visita” al Señor al comenzar el recreo.

En efecto, había jóvenes que invitaban a otros compañeros a visitar al Señor, para ello fundó la Compañía del Santísimo, una asociación juvenil cuyo fin era, precisamente, no dejar al Señor solo en los tiempos de recreo y vivir la espiritualidad eucarística.

Cuántos Antiguos Alumnos recordarán que los domingos, entre campeonatos de fútbol y la sesión de cine, había un momento para una sencilla plática de vida cristiana y la bendición con el Santísimo Sacramento.

Su devoción a Jesús sacramentado

San Juan Bosco fue siempre un gran devoto de la Eucaristía y en muchos de sus escritos el Santo se ha dedicado a hablar de la importancia de este Sacramento.

Con frecuencia, escribe su biógrafo, al predicar sobre la Eucaristía, lloraba y hacía llorar de emoción a los demás al describir el generosos amor de Jesús por los hombres.

Incluso en el recreo, cuando hablaba de ella, su rostro se encendía de santo ardor y decía los chicos: Queridos jóvenes, ¿queremos estar contentos y alegres? Amemos con todo corazón a Jesús Sacramentado”.

Una vez, viendo que quedaban sólo ocho Hostias en la píxide, las comenzó a multiplicar para poder dar la Comunión a 360 chicos que estaban en la Misa. Así lo cuentan sus biógrafos.

Todos notaron este hecho y comenzaron a preguntarse qué cosa haría Don Bosco.

José Buzzetti, quien se convirtió en uno de los primeros salesianos, servía en la Misa ese día, y llegó a sentirse mal por la emoción cuando vio que Don Bosco multiplicaba las Hostias y daba la Comunión a los 360 jóvenes.

La Eucaristía apoyo en la lucha contra el mal.

En mayo de 1862, Don Bosco tuvo un sueño profético llamado «el sueño de las dos columnas». Este es su breve relato

San Juan Bosco y la Eucaristía

 

Este sueño dejó preocupados a más de 500 jóvenes que se reunieron, como todas las noches, para escuchar a Don Bosco, en mayo de 1862.

Solo a la mañana siguiente les explicó el significado de este sueño.

«Graves persecuciones y tormentos esperan a la Iglesia; solo hay dos formas de salvarla: María, auxiliadora de los cristianos y la Eucaristía».

La esperanza del cristiano, frente al mal que lo acecha, está basada en un continuo apoyo en Cristo.

En la adoración ante el Santísimo y en la frecuente participación en la Eucaristía encontrará las armas para librar este combate.

La alegría de su testimonio se basa en el contacto con Cristo. Así se lo decía D. Bosco a sus chicos:

Queridos jóvenes, ¿queremos estar contentos y alegres? Amemos con todo el corazón a Jesús Sacramentado.

 

San Juan Bosco y la EucaristíaLorenzo Ramos Hernández

Párroco de María Auxiliadora

Posts relacionados

Comentarios

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *