La Convivencia Retiro en Trasmañó

Autor: Colaboración
On 20 octubre, 2020

La Convivencia Retiro en Trasmañó tuvo lugar el sábado 26 de Setiembre de 2019.

En palabras de nuestro presidente Rafael:

Desde hace años celebramos nuestra anual convivencia-retiro en San Vicente de Trasmañó, entre la última semana de septiembre y la primera de octubre.

Este año, por el COVID-19, no hemos podido tenerla. Estaba prevista para el día 26 de septiembre.

Es por eso que la que se refleja en esta crónica corresponde al año 2019. Entonces la vida era muy sencilla, tanto como hacer planes y realizarlos.

Se comienza a las 10,30, con una oración y sigue con la presentación de audiovisuales, que prepara nuestro Delegado, para ser comentados por todos.

En ese momento surge un pequeño contratiempo: al conectar ordenador y proyector no funciona. La monjita que nos atiende, con una amable sonrisa, nos dice:

-Ahora mismo aviso a la madre Carmen, que es la experta.

Qué graciosa, una monjita experta en audiovisuales.

Claro qué sorpresa cuando llega Carmen es que me doy cuenta que es la misma a la que en el 1991 grabé su profesión monástica y consagración virginal.

Nos escanta el audiovisual preparado por nuestro Delegado Luciano que comienza con una reflexión: “Calma mis pasos…” Desde luego nos induce a relajarnos, salir del mundo ruidoso y ajetreado en que vivimos para llegar a ese lugar tranquilo donde el Señor nos habla.

Transcurre el tiempo lento y en calma, donde a través de la palabra, la música y las imágenes conseguirnos adentrarnos en nuestro interior y sentir paz y sosiego.

Alrededor de las 11,30, hacemos un alto para tomar un café, que nos han preparado las madres benedictinas.

A las 12,00 reanudamos la presentación de audiovisuales, hasta las 13,30.

Tras un breve descanso, a las 14 vamos al comedor para degustar una sencilla y bien preparada comida, para después del postre, café, licores y sobremesa, proveer de las deliciosas pastas que las monjas elaboran.

Alrededor de las 17,00, celebramos la Eucaristía, oficiada por nuestro delegado, en la sencilla y  acogedora  capilla del convento.

De este modo se da fin a un día diferente, del que todos salimos con la convicción de que  la vida no es solo ajetreo, prisas y rutinas establecidas,  sino que es totalmente necesario cultivar la vida espiritual, aunque solo sea de vez en cuando.

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